Misterios Dolorosos.

ORACIONES PARA ANTES DEL ROSARIO

En los cuales meditamos la anunciación a María y la infancia de Jesús

ORACIONES PARA ANTES DEL ROSARIO

VEN ESPÍRITU SANTO

Ven Espíritu Santo ven, ven por medio de la dulce y poderosa intercesión del corazón inmaculado de María tu amadísima esposa.

PADRE NUESTRO

V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén

 ORACIÓN DE OFRECIMIENTO

R. Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

V. Oh María, Madre de Jesús y Madre nuestra, nos dirigimos a ti en este día, ya que fuiste Tú la que dijiste SI a la vida, ante el anuncio del Ángel. Sin importar la sorpresa y la incertidumbre que esto te causaría, Tu dijiste “SI”; “Hágase en mi según tu Palabra: Santa María, oramos hoy por todos los enfermos, por su salud física y espiritual, por una vida digna y bendecida.

PEDIMOS POR

Por todos los enfermos y por todos sus cuidadores y amigos, para que la fuerza del Espíritu Santo les ayude a sobrellevar la enfermedad.

Por todas las personas que sufren, por los pobres, los que se sienten solos y por todos los enfermos: para que con ayuda de la luz de Cristo encuentren las fuerzas para afrontar el sufrimiento y los demás sepamos acompañarlos.

Por todas las personas que rezan esta oración, por sus necesidades personales y espirituales.

 INVOCACIÓN ESPECIAL A SANTA MARÍA POR LOS ENFERMOS

Madre y Señora Nuestra intercede especialmente ante tu Querido Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, por estos enfermos que ponemos en tus manos. Que el mismo Jesucristo les de fuerzas para resistir su enfermedad y fueran curados de sus dolencias si así lo quiere su Divina Providencia. Amén

 ORACIÓN

Señor, Tú eres el buen pastor y Tú has dicho: «vengan a mí todos los que están cansados y cargados y Yo los aliviaré».

Venimos a tu presencia junto con aquellos que ahora atraviesan momentos de dificultad, que padecen alguna enfermedad, que se sienten incomprendidos, olvidados; que están alejados de ti, que necesitan de tu paz y de tu alivio celestial, te suplicamos Señor Dios Padre, bendícelos a todos. Pon tu mano Señor Jesús, de buen pastor sobre cada uno de ellos y por los méritos de tu pasión y tu cruz sánalos y alívialos física y espiritualmente, en la santa Voluntad del Padre y en tu Santo nombre. Dales el consuelo que cada uno busca en ti.

Y a los enfermos que Tú no vas a sanar hoy porque en tu plan providencial, tú tienes algo distinto para ellos, te pedimos que les des fortaleza a ellos y a su familia para que nunca desesperen y que sepan ofrecer sus sufrimientos uniéndolos a tus sufrimientos en la Cruz, para darle un valor de redención. Te lo pedimos en Tu Santo Nombre Señor Jesús, orando con el Espíritu Santo y con la intercesión de la Santísima Virgen.

Gracias Señor porque has escuchado nuestras oraciones. Amén

SÍMBOLO DE LOS APÓSTOLES

R. Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilatos, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén

 ACTO DE CONTRICIÓN

V. Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén

 PADRENUESTRO

V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.

R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén

 AVEMARÍA

V. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

 GLORIA

V. Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,

R. como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén

• PRIMER MISTERIO

Oración de Jesús en el huerto Lc. 22,40-44.

Llegados al lugar, les dijo:

Después se alejó de ellos como a la distancia de un tiro de piedra, y doblando las rodillas oraba con estas palabras;

Entonces se le apareció un ángel del cielo para animarlo. Entró en agonía y oraba con mayor insistencia. Su sudor se convirtió en gotas de sangre que caían hasta el suelo.

Reflexión:

Aún cuando Jesús iba acompañado de sus discípulos en los momentos de la prueba y sufrimiento, experimentó la soledad, no había nadie a su lado, los discípulos le amaban, pero distraídos o cansados se habían dormido, sólo un ángel del cielo vino a animarlo.

Hermano(a), hoy tu puedes ser también un ángel para el enfermo o anciano, que no tiene a nadie, para acompañarlo y animarlo en su soledad, y ayudarle a levantarse del desánimo o vacío, en que se encuentra.

Cuando las lágrimas son iluminadas por el sol de la fe, se forma en el alma, un hermoso arco iris de la paz.

Se reza Padre Nuestro, 10 Ave Marías y el Gloria.

Jaculatoria: María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que sufren.

• SEGUNDO MISTERIO

La flagelación del Señor. Lc. 23, 20-24

Pilato, que quería librar a Jesús, les dirigió de nuevo la palabra, pero seguían gritando: Por tercera vez les dijo: Pero ellos insistían a grandes voces pidiendo que fuera crucificado, y el griterío iba en aumento. Entonces Pilato pronunció la sentencia que ellos reclamaban.

Reflexión:

Jesús, perseguido y azotado injustamente por una multitud, que contradicción entre tanta gente, no tiene a nadie que le ayude.

Hermano(a), hoy como ayer, también nosotros manipulados por las apariencias dejamos al anciano o al enfermo, sólo esto nos hace reflexionar que debemos acompañar al enfermo, sin hacer juicios o condenar el origen o causa de la enfermedad, hoy como Iglesia, es el momento para practicar la caridad y la solidaridad.

Si amas Jesús, ¡qué fácil es sufrir por él!, porque, porque donde reina el amor, no hay dolor, y si lo hay se le ama (San Agustín).

Se reza Padre Nuestro, 10 Ave Marías y el Gloria.

Jaculatoria: María, Salud de los enfermos.Ruega por nosotros y todos los que sufren.

• TERCER MISTERIO

La coronación de espinas. Mc. 15,17-19

Lo vistieron con una capa roja y le colocaron en la cabeza una corona que trenzaron con espinas. Después comenzaron a saludarlo: Y le golpeaban en la cabeza con una caña, le escupían y se arrodillaban ante él para rendirle homenaje.

Reflexión:

Jesús, una vez más experimenta la soledad y el abandono, pues está solo, los que lo habían seguido primero se durmieron, después corrieron y ahora son espectadores del dolor y humillación, que son de los más crueles sufrimientos.

Hermano(a), tú no seas espectador del enfermo o anciano que en ocasiones se avergüenzan de la enfermedad o discapacidad que tienen y se sienten excluidos, sin nadie que los atienda, sé valiente y recuerda que Jesús dijo: Mt. 25,40

Se reza Padre Nuestro, 10 Ave Marías y el Gloria.

Jaculatoria: María, Salud de los enfermos.Ruega por nosotros y todos los que sufren.

• CUARTO MISTERIO

Jesús con la cruz acuestas. Lc. 23,26

Cuando lo llevaban, encontraron a un tal Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron con la cruz para que la llevara detrás de Jesús.

Reflexión:

Maestro hasta el final, Él que es el camino, Jesús camina solo con la cruz del dolor y sufrimiento, siempre tomando la iniciativa para enseñarnos como se debe llevar. Él, para nosotros es como el Simón de Cirene para llevar nuestra cruz, signo de vida donde se vence el mal con la plenitud del bien.

Hermano(a): Necesitas ser como Simón de Cirene con los enfermos o ancianos, ayudarles a cargar con esa cruz que cada uno tenemos y que no podemos ni debemos renunciar a ella, pues es nuestro medio de salvación pero con la ayuda de otra persona, podemos hacer que sea más ligera. (San Francisco de Sales)

Se reza Padre Nuestro, 10 Ave Marías y el Gloria.

Jaculatoria: María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que sufren.

• QUINTO MISTERIO

Jesús muere en la cruz. Lc. 23,46-47

“Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron. Jesús decía: Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen. Era ya cerca de la hora sexta cuando, al eclipsarse el sol, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona. Jesús, dando un fuerte grito, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu y, dicho esto, expiró.” “Como le vieron muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua” (Lc 23, 33-34, 44-46; Jn 19, 33-35).

Reflexión:

Jesús, hasta el final se sintió solo por los del mundo, pero siempre estuvo cerca de su Padre, por eso sus últimas palabras son para el Padre Dios.

En un grito que resuena en toda la humanidad, grito de amor, que hizo se reconociera al verdadero hijo de Dios y se arrepintieran de lo que habían hecho.

Hermano(a): No tenemos que esperar a que se muera nuestro enfermo o familiar, para acompañarle o resaltar sus cualidades, sino que en vida es nuestra oportunidad que no se sienta solo y encuentre en nuestra compañía un sentido cristiano al sufrimiento, con la esperanza de que el mañana será mejor. ¡Qué triste es el lamento de Jesús: ! (Sal. 68, 21)

Se reza Padre Nuestro, 10 Ave Marías y el Gloria.

Jaculatoria: María, Salud de los enfermos.

ORACIÓN FINAL

Señor Jesucristo, que para redimir a los hombres y sanar a los enfermos quisiste asumir nuestra condición humana, mira con piedad a todos los enfermos, a todos que necesitan ser curados en el cuerpo y en el espíritu.

Reconfórtalos con tu poder para que levanten su ánimo y puedan superar todos sus males; y, ya que has querido asociarlo a tu Pasión redentora, haz que confíen en la eficacia del dolor para la salvación del mundo.

Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

OREMOS

V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.

R. Sálvanos, Señor.

V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.

R. Óyenos, Señor.

V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.

R. Ten piedad y Misericordia de nosotros.

V. Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios, no desprecies las suplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todos los peligros, oh Virgen gloriosa y bendita. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

R. Dios todopoderoso, Tú has creado todo por medio de tu Hijo Jesucristo. El venció el poder de la muerte por medio de su Misterio Pascual. Que todos los que se confiesan ser cristianos, promuevan la Santidad de la Vida y que te sirvan fielmente, por Jesucristo Nuestro Señor. Amen

V. Ave María Purísima,

R. sin pecado concebida.

LETANÍAS DE LOS ENFERMOS

Para implorar salud de cuerpo y alma.

Señor Jesús, que curaste al ciego de Betsaida (Mt 8,22). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús que curaste a dos ciegos en Cafarnaúm (Mt 9,27). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste a dos ciegos en Jericó (Mt 20,29). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste a un ciego y mudo (Mt 12,22). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste al sordomudo en Decápolis (Mt 7,34). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste a un leproso en Galilea (Mt 1,41). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste a diez leprosos en Galilea (Lc 17,11). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste al paralítico de Cafarnaúm (Mt 9,1). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste al paralítico de la piscina (Jn 5,1). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste al hombre de la mano atrofiada (Mt 12,9). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste a la mujer hemorroísa (Lc 8,42). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste a un hombre hidrópico (Lc 14,1). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste al siervo del centurión (Mt 8,5). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste al hijo del funcionario real (Jn 4,50). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste a la suegra de San Pedro (Mc 1,25). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste a un niño lunático (Mt 17,18). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste al poseso de Cafarnaúm (Mc 1,25). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste a un poseso mudo (Lc 11,14). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste a una joven posesa de Canaán (Mc 7,24). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste a dos posesos de Gerasa (Mt 8,28). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que resucitaste a la hija de Jairo (Mc 5,41). Ten misericordia de nosotros.

Señor Jesús, que resucitaste al hijo de una viuda (Lc 7,14). Ten misericordia de nosotros.

Señor Jesús, que resucitaste a tu amigo Lázaro (Jn 11,1-43). Ten misericordia de nosotros.

Señor Jesús, que resucitaste Tú mismo del sepulcro (Mc 16,6). Ten compasión de nosotros.

EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN

2 comentarios el “Misterios Dolorosos.

  1. Senor tu que te entregaste en el calbario por nosotro y nuestro pecado ten misericordia de el mundo entero en especial por esa guerra que pare de caer las sangre de los inicente amen

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